El duelo: etapas y tratamiento

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Se estima que alrededor de un 10% de las personas desarrollan un duelo con complicaciones. Cada vez más, se ha visto en aumento el consumo de antidepresivos por dificultades en el proceso de duelo. Un proceso de duelo con complicaciones puede incrementar el riesgo de muerte por enfermedades cardiacas y por suicidio. También, puede derivar en una gran variedad de afecciones físicas, mentales y psicosomáticas.

En este artículo te explicaremos el proceso de duelo y las diferentes etapas que lo componen. Además, identificaremos cuándo puede llegar a generar una problemática para la persona que lo está viviendo y brindaremos algunas estrategias.

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¿Qué es el duelo?

Muchos hemos podido experimentar esa sensación de malestar que surge después de haber perdido a alguien cercano. A veces porque se alejó de nuestras vidas o porque falleció. En ocasiones ligeramente se siente y en otras con mucha intensidad. Puede estar acompañada de dolores en el cuerpo, cambios en los hábitos de alimentación y sueño. También pérdida de energía, culpa, miedo, ansiedad y hasta aparece la sensación de que el tiempo transcurre más lento. Cuando uno está pasando por esto, puede pensar que está con depresión o que tiene algún tipo de enfermedad. Pero no es así.  El duelo es un proceso natural en respuesta a la pérdida y es diferente en cada uno de nosotros.

¿De dónde viene la palabra duelo?

Si pensamos en la forma en que se usa la palabra duelo, viene a nuestra cabeza dos posibilidades. La primera es en el terreno del combate entre dos personas: “los vaqueros están en un duelo”. La raíz de esta primera versión del término duelo, surge del latín duellum que es un diminutivo neutral (sin género) de duenos.  Significa hombre respetable o al que se le teme.

La segunda hace referencia al dolor: “él está pasando por un duelo”. En este caso la fuente de la palabra duelo proviene de dolor o luto. Surge del latín dolos, término que viene del verbo 1oleré, que quiere decir, penar, doler o sufrir.  Es de esta línea que se toma para describir el proceso que vive una persona que ha sufrido una pérdida.

Las 5 etapas del duelo

El duelo es un camino, un sendero que hay que andar al ritmo de cada uno. Acelerar el paso, frenarlo o evitarlo, suele generar que el proceso no se lleve a cabo de una manera amable. Se han identificado 5 diferentes etapas o fases que las personas pueden experimentar durante este proceso. Estas son: la negación, el enojo o la ira, la negociación, la depresión y la aceptación. A continuación, hablaremos sobre cada una de ellas.

La negación

Esta aparece como una reacción que suaviza el impacto de la pérdida que se vive. Ocurre casi automáticamente después de que esta pérdida se da. La persona en duelo usualmente se encuentra en schock emocional, donde no acepta ni cree lo que está viviendo. En esta fase también cuesta aceptar las consecuencias. Las personas pueden reaccionar restándole importancia a lo que se está sintiendo y lo que significa la pérdida.

El enojo o la ira

La persona suele sentir mucha rabia, culpa y resentimiento por la pérdida. Es decir, sentimientos de frustración e impotencia por la imposibilidad de recuperar lo que se perdió. Aquí las personas comienzan una búsqueda de culpables y responsables. Tratan de justificar las razones y las causas de la pérdida en comportamientos de ellos mismos o de otros. Es común escuchar frases como: “si yo no me hubiera comportado de esa manera”, “Si le hubiera dicho algo distinto”, “como yo hice que…”, “Si no hubiera salido a…”.

Negociación

En esta fase, las personas mantienen una esperanza enfocada en que las cosas no van a cambiar. Las personas suelen convencerse de que todo va a seguir igual, que la pérdida no generará cambios en su vida. Podría decirse que se parece a la negación, pero es diferente. En esta fase la persona reconoce la pérdida, pero no le atribuye un efecto de cambio. Es muy común que surja en esta fase el deseo fantasioso de poder viajar en el tiempo al pasado.  Con esto se busca evitar que ocurra el evento relacionado con la pérdida. Por ejemplo: accidente, descubrimiento de enfermedad, prevención, aprovechamiento del tiempo con esa persona, entre otras. 

Depresión

En esta etapa, la persona siente el dolor de la pérdida. Esto evoca sentimientos de desesperanza y tristeza y se acompaña de síntomas característicos de los estados depresivos. La persona suele alejarse de su grupo social y su motivación disminuye a nivel general. Hay sensación de malestar, agotamiento físico y emocional. Pasar por ese proceso, genera impaciencia y hace que se perciba el transcurrir del tiempo demasiado lento y prolongado.

Las pérdidas de seres queridos, por ejemplo, pueden ocasionar que la vida deje de tener el sentido que tenía antes. Esta falta de sentido suele durar un tiempo aproximado de dos meses. Los duelos también ocurren por pérdidas de puesto de trabajo, futuros negocios, la no realización de una compra soñada, etc.

Aceptación

Esta etapa requiere que la persona que esté viviendo un duelo haya pasado por etapas previas, pero no todas necesariamente. Una vez la pérdida es interiorizada y aceptada, la persona comienza a experimentar una sensación de tranquilidad y calma. Estas se relacionan con la comprensión de que las perdidas hacen parte de la vida. Aquí, poco a poco los síntomas asociados a los estados depresivos comienzan a disminuir. Vuelve el interés por los aspectos que eran importantes para la persona. Incluso encuentra nuevos elementos por los cuales sentirse interesado y motivado.

Es una etapa en la que la persona ha logrado aprender de la pérdida. Ha dejado de defenderse ante esta y ha aceptado los cambios que con ella han aparecido. Se enfoca en adaptar estas nuevas circunstancias a su vida. Entiende que la pérdida hace parte de su historia pero que ya no determina su estado emocional actual. Con el tiempo logra recuperar la capacidad de sentir bienestar, alegría y placer en sus actividades cotidianas.

Tipos de duelo

Al hablar de duelo podemos encontrar diferentes tipos. Estos, aunque comparten la característica de la perdida, tienen otras características que los diferencian. Para esta diferenciación es importante tener en cuenta los factores culturales determinantes para las personas que los experimenten. Las expresiones de duelo de una persona de oriente o de una de occidente, pueden presentar variaciones. 

Duelo normal

Es el tipo de duelo que hemos descrito previamente y suele resolverse o superarse antes de los 6 meses.

Duelo Anticipado

Ocurre antes de que se presente la pérdida. Es habitual en las situaciones que implican una enfermedad terminal de la persona querida. También en las relaciones de pareja en las que la persona querida ha mostrado desinterés y falta de participación. La persona que está atravesando este tipo de duelo experimenta los pensamientos y las emociones de las etapas del duelo. Pero lo hace de forma anticipada. Esto lo hace en función de prepararse a nivel emocional y racional a su pérdida.

Duelo sin resolver o no resuelto

Serían los duelos que se mantienen por un periodo de tiempo prolongado (de 18 a 24 meses o más). Por el tiempo que lleva y el malestar que implica, le resulta a la persona muy difícil reorganizar su vida. Así como también, evidencia una dificultad importante en asimilar los cambios propios de este proceso. Por ejemplo, las personas suelen presentar la tendencia de conservar elementos de la persona que ya no está. Así es como no cambian la habitación, guardan ropa y objetos que destacaban elementos de la personalidad de quien se fue.

Duelo crónico

Podríamos decir que hace parte de los duelos no resueltos. Vemos como a pesar del paso del tiempo las características del duelo se mantienen. Puede durar muchos años e incluso llegar a acompañar a la persona hasta la muerte. Por ejemplo, puede ocurrir cuando una persona enviuda y erradica de su vida interés por recobrar la vida en pareja. Se niega a participar de actividades familiares que implican celebración y goce, entendiendo que no es respetuoso con el ausente.

Duelo ausente

Este tipo de duelo surge como un mecanismo de defensa ante la pérdida. Se caracteriza por una permanencia prolongada en la etapa de negación. La persona evita aceptar los hechos y las circunstancias por un largo periodo de tiempo. Se hace evidente una fuerte tendencia a no enfrentar la situación de pérdida.

Duelo aplazado o de inicio tardío

Si bien guarda relación con las manifestaciones propias al duelo normal, suele aparecer después de un tiempo de la pérdida. Suele presentarse en personas rígidas que buscan un control excesivo de sus emociones. En el momento de la pérdida se muestran fuertes, estables, funcionales y hasta un poco indiferentes. Esta postura de aparente “normalidad” puede durar semanas o incluso meses. Pero luego de este tiempo, con la llegada de nuevas pérdidas o la aparición de frustraciones el dolor se activa.

Al activarse el dolor, las reacciones ante estas situaciones que no parecieran ser significativas, se vuelven exageradas. Esto puede suceder por haber acumulado el dolor y no haber expresado su sentir ante la pérdida anterior. Es posible ver este tipo de duelo en personas que han perdido una relación larga y estable. Especialmente en aquellas que rápidamente se involucran en otra relación, pero experimentan en estas, predominantemente tristeza y dolor. 

Duelo inhibido

Este tipo de duelo suele caracterizarse por una dificultad notoria en la expresión de los sentimientos. A la persona le cuesta expresar sus emociones, por ende, le quita la posibilidad de expresar llanto y tristeza.  Esto conlleva a que la persona tienda a rehusar o evitar el dolor natural de la pérdida.

Suele presentarse en compañía de dolencias físicas. Siendo entonces somatizaciones del dolor que se presentan por ejemplo en dolores de cabeza, malestares gástricos, dificultades respiratorias, entre otros.

Duelo desautorizado o invalidado

La característica principal de este tipo de duelo es la respuesta que tiene el entorno de la persona que lo está viviendo. Lo que ocurre, es que los sujetos que hacen parte del círculo social de quien está en duelo, no lo aceptan. Es frecuente que los reproches y las críticas frente al duelo, ocurran al transcurrir el tiempo que para ellos es “normal”. Establecen estos comentarios invalidantes por medio de señalamientos que se originan de los prejuicios sociales y morales.

La reacción de la persona que se encuentra en esta situación sueles ser de distanciamiento frente a sus familiares. También es frecuente que ante los mismos se reprima la expresión emocional a pesar de estar sintiendo dolor en el interior.

Este tipo de duelo, muchas veces suele presentarse en los casos que la persona que se “perdió” representara algo negativo para el círculo cercano de la persona que se encuentra en duelo. Incluso, aquellos cercanos al que está en duelo pueden llegar a pensar que esa pérdida es algo positivo. Por ende, generan un ambiente en el que sentir dolor es desautorizado. Ejemplos claros de este tipo de duelo ocurren en casos de separaciones por violencia intrafamiliar, abusos sexuales y fraudes laborales.

Duelo distorsionado

Lo importante para tener en cuenta al identificar este tipo de duelo es la proporción de las reacciones ante este. Se manifiesta con una reacción significativamente fuerte ante la pérdida que está viviendo. Está relacionado con la presencia muy próxima de dos duelos, uno previo y el actual. Sería el caso de parientes que fallecen de forma consecutiva o de pérdidas en áreas diferentes de la vida.

¿Cuándo el duelo se convierte en un problema?

El duelo puede llegar a salirse de su curso natural, dependiendo del manejo de las reacciones emocionales, físicas y sociales. Puede ocasionar complicaciones para quien lo vive y para las personas que lo rodean. las dificultades llegan cuando la falta de motivación e interés afectan de forma significativa muchas de sus áreas.  La alimentación y el sueño presentan alteraciones significativas que afectan su funcionalidad.

Otro factor a tener en cuenta cuando una persona está pasando por un duelo es su estado emocional previo. Las reacciones del duelo pueden ser más intensas y prolongadas si la persona presenta aspectos asociados a: estados depresivos o ansioso, complicaciones hormonales (Ejemplo: hipotiroidismo).

Un duelo, aunque es un proceso natural y hace parte de la vida, puede ser difícil de llevar. Por eso se recomienda estar atentos a las señales que presente la persona que está en este proceso. Pedir ayuda psicológica y acompañamiento en algunas ocasiones favorece el desarrollo del mismo y en otras puede llegar a ser necesario.

¿Cómo superar un duelo?

El duelo te acompañará a donde vayas. No es algo que te puedas quitar y dejar colgado en el perchero de tu casa. Permítete sentir el dolor que esto implica en tus diferentes actividades cotidianas. Recuerda que está allí contigo y que por eso mismo no tienes que estar sonriendo ante todo o por todo.

Es muy importante que tengas en cuenta que es un proceso que, así como comenzó, terminará. No estarás toda la vida sintiéndote de esa manera. Asimismo, es importante que no permitas que la frustración o el afán por querer estar mejor termine forzando tu proceso. Esto podría llevarte a tomar decisiones apresuradas que más adelante jueguen en tu contra. Es recomendable respetar tus tiempos.

Por otro lado, entre menos contacto tenga uno con la fuente del dolor será mejor para el proceso del duelo. Ejemplo: objetos que recuerden a la persona, continuar en el mismo espacio, mantenerlo en redes sociales, etc. Sin embargo, no se trata de sacar u olvidar a la persona u objeto de la pérdida. Más bien, consiste en aceptar que ha hecho parte de tu vida y tiene un lugar en tu historia del pasado. En algunos casos por aspectos favorables y en otros no. Aun así, puedes abstraer los aprendizajes de su paso por tu vida.

¿Cómo ayudar a alguien durante el duelo?

Para apoyar a una persona cercana que está viviendo un duelo debes tener en cuenta varios aspectos. Reconocer la situación por la que está pasando esa persona. Esto validando sus razones y sus emociones ante el duelo que está viviendo. Exprésale a la persona tu interés y preocupación por su situación. Esto generará un ambiente de empatía y seguridad que la hará sentir acompañada. Puedes mostrar los sentimientos que te genera la situación que esa persona está viviendo, pero con mesura y tacto. También, ofrécele tu apoyo de forma genuina reconociendo tus límites y tus tiempos. No trates de forzarte a estar todo el tiempo pendiente de su condición.

Conclusión

Hemos caminado por el sendero del duelo, sus características, sus variaciones, sus efectos y cómo vivir este proceso. Vislumbramos que, a pesar de ser doloroso y complejo, también es una oportunidad de crecimiento familiar, social y personal. Esto siempre y cuando se puedan afrontar e integrar los aprendizajes de la pérdida a la vida cotidiana. Vivir duelos es natural dentro de la vida de las personas y es sano que no se intente escapar del dolor que implica. Es favorable aceptar que está allí y buscar estrategias y herramientas para manejarlo adecuadamente. Con esto en mente ten presente que sentir tus emociones te ayuda a conocerte en las diferentes circunstancias que vives. Por último, no dejes de pedir ayuda de un profesional cuando sientas que lo necesites.

Si quieres saber cómo va tu proceso de duelo, te recomendamos hacer nuestro test sobre el duelo  o ponerte en contacto con nosotros.

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